Se depertó, era muy tarde y ya parecía que perdía el autobús pero no le importó para hacer record en el cambio de ropa.
- Cariño, tienes el desayuno en la mesa y el bus se va a ir. No pienso llevarte yo a la escuela y tu padre menos. - decía su madre desde la cocina por el inconfundible sonido de platos y grifo.
"Tranquila que no hace falta ni que gastes veneno en el desayuno, ya como algo yendo."- pensaba Cassandra y una vez vestida bajó bajando las escaleras de dos en dos y cruzó la puerta cuando escuchó un tono de réplica sobre el desayuno pero, a estas alturas, le daba igual cualquier cosa que le dijeran en casa, 16 años daban para más libertad que vivir debajo del ala de su madre.
Y lo sabía.
Cuando llegó a la parada el bus estaba en el semáforo, para irse y juró que sería la última vez que lo perdía y no es para menos, el colegio estaba perdido por el mundo, para acceder había que ir por carreteras de segunda y llena de vaches. Cada vez que iban por esas carreteras a Cassandra se le ocurría el mismo slogan "Ruta de los vaches, circulen...¡Como puedan!".
Una vez en la escuela vio como sonaba la campana y cerraban la puerta: tarde.
Intentó hablar con el conserje pero para él, ella no existía, era solo una alumna que quería librarse del castigo.
Pasaban las horas y Cassandra estaba sentada en un banco en el patio, pensando qué podría pasarle por haber llegado tarde pero le daba igual, ya no importaba... hasta que oyó un golpe en uno de los cristales. Miró y estaba Carolina, su amiga de infancia y la única, golpeando el cristal enseñádonle unas llaves.
Ambas sonrieron.
Cassandra ya estaba dentro y se estiró profundamente y se reía con Carolina.
- Tenemos que hacernos una copia de estas llaves - Decía Carolina mientras jugaba con las llaves en su dedo dándoles vueltas. - así no tendremos problemas... bueno, tendrás porque siempre eres tu la que llegas tarde.
Siguieron riéndose y cuando llegaron a la clase de química, la profesora mandó un trabajo bastante curioso sobre porqué se le echa sal a las carreteras con una explicación de química, nada de "Para que no congelen".
Llegando a casa tropezó con un chico que llevaba una sudadera negra y tapaba su cara con la capucha de la misma, en vez de disculparse, éste solo gruñó algo inteligible y se fue en linea recta.
- Lo que me faltaba ¡Encima tendré yo la culpaa! - gritó Cassandra para que le oyera pero fue en vano, el chico no estaba, había desaparecido entre las personas.
Entró por la puerta y suspiró tranquilamente. Sabía que nadie la recibiría pero eso aún le dolía.
- Buenas tardes.. - Dijo al vacío y se fue al ordenador hasta las tantas, para hablar con Carolina.
No era la primera vez que quedaba hasta las tantas acabando un trabajo, acostumbraba a dejar las cosas para el último momento.
Eran ya las 2.15 am y seguía redactando el trabajo de química, sin saber que sería probablemente el último...
Seguía hablando con su amiga Carolina de cosas sobre el trabajo porque, Carolina, al igual que Cassandra, lo dejó para el último momento.
Bostezó, se estiró levemente en la silla y siguió ojeando las diversas páginas del ordenador y le gustaba mirar los anuncios que salían de "Bebe 15 cervezas antes que la de la mesa de al lado" o juegos similares, hasta que solo salía un banner que decía "¿Te atreves?" en letras blancas y fondo negro. Le atrajo pero no le dio importancia hasta que salió en todos los banners de todas las páginas webs que visitaba, así que antes de acostarse cliqueó en el banner y salió una página muy colorida y llena de imágenes que apenas veía por el cansancio, así que apuntó la página en post-it, se la pasó a Cassandra también para que la mirase ya que estaba llena de animaciones y de fotografías de lugares preciosos y se fue a dormir. Ya lo miraría al día siguiente.
- Cariño, tienes el desayuno en la mesa y el bus se va a ir. No pienso llevarte yo a la escuela y tu padre menos. - decía su madre desde la cocina por el inconfundible sonido de platos y grifo.
"Tranquila que no hace falta ni que gastes veneno en el desayuno, ya como algo yendo."- pensaba Cassandra y una vez vestida bajó bajando las escaleras de dos en dos y cruzó la puerta cuando escuchó un tono de réplica sobre el desayuno pero, a estas alturas, le daba igual cualquier cosa que le dijeran en casa, 16 años daban para más libertad que vivir debajo del ala de su madre.
Y lo sabía.
Cuando llegó a la parada el bus estaba en el semáforo, para irse y juró que sería la última vez que lo perdía y no es para menos, el colegio estaba perdido por el mundo, para acceder había que ir por carreteras de segunda y llena de vaches. Cada vez que iban por esas carreteras a Cassandra se le ocurría el mismo slogan "Ruta de los vaches, circulen...¡Como puedan!".
Una vez en la escuela vio como sonaba la campana y cerraban la puerta: tarde.
Intentó hablar con el conserje pero para él, ella no existía, era solo una alumna que quería librarse del castigo.
Pasaban las horas y Cassandra estaba sentada en un banco en el patio, pensando qué podría pasarle por haber llegado tarde pero le daba igual, ya no importaba... hasta que oyó un golpe en uno de los cristales. Miró y estaba Carolina, su amiga de infancia y la única, golpeando el cristal enseñádonle unas llaves.
Ambas sonrieron.
Cassandra ya estaba dentro y se estiró profundamente y se reía con Carolina.
- Tenemos que hacernos una copia de estas llaves - Decía Carolina mientras jugaba con las llaves en su dedo dándoles vueltas. - así no tendremos problemas... bueno, tendrás porque siempre eres tu la que llegas tarde.
Siguieron riéndose y cuando llegaron a la clase de química, la profesora mandó un trabajo bastante curioso sobre porqué se le echa sal a las carreteras con una explicación de química, nada de "Para que no congelen".
Llegando a casa tropezó con un chico que llevaba una sudadera negra y tapaba su cara con la capucha de la misma, en vez de disculparse, éste solo gruñó algo inteligible y se fue en linea recta.
- Lo que me faltaba ¡Encima tendré yo la culpaa! - gritó Cassandra para que le oyera pero fue en vano, el chico no estaba, había desaparecido entre las personas.
Entró por la puerta y suspiró tranquilamente. Sabía que nadie la recibiría pero eso aún le dolía.
- Buenas tardes.. - Dijo al vacío y se fue al ordenador hasta las tantas, para hablar con Carolina.
No era la primera vez que quedaba hasta las tantas acabando un trabajo, acostumbraba a dejar las cosas para el último momento.
Eran ya las 2.15 am y seguía redactando el trabajo de química, sin saber que sería probablemente el último...
Seguía hablando con su amiga Carolina de cosas sobre el trabajo porque, Carolina, al igual que Cassandra, lo dejó para el último momento.
Bostezó, se estiró levemente en la silla y siguió ojeando las diversas páginas del ordenador y le gustaba mirar los anuncios que salían de "Bebe 15 cervezas antes que la de la mesa de al lado" o juegos similares, hasta que solo salía un banner que decía "¿Te atreves?" en letras blancas y fondo negro. Le atrajo pero no le dio importancia hasta que salió en todos los banners de todas las páginas webs que visitaba, así que antes de acostarse cliqueó en el banner y salió una página muy colorida y llena de imágenes que apenas veía por el cansancio, así que apuntó la página en post-it, se la pasó a Cassandra también para que la mirase ya que estaba llena de animaciones y de fotografías de lugares preciosos y se fue a dormir. Ya lo miraría al día siguiente.
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